Amigo, ¿cuándo fue la última vez que lloraste?

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Creo fielmente que en muchas ocasiones a los hombres les han quitado el derecho a la vulnerabilidad,  a quebrase, culturalmente les han dicho NO, no a sentir, a no llorar, porque a ellos les dieron el papel de “pilar. Cumplir con ser el supuesto sexo dominante y todos los detalles que involucran esta ideología ha impuesto presión sobre los hombres. Lo veo muchísimo en mis talleres, los hombres cuando tienen ese espacio, ese contexto de seguridad se dan permiso de romperse y lo hacen de una forma que en lo personal me genera mucha ternura y claro, ellos no tienen esos espacios “comunes” como nosotras las mujeres, parece que nosotras sí nos dieron permiso.

Hace un par de años recibí una llamada de un viejo conocido, tenía aproximadamente 10 años de no saber nada de él, me dio un montón de gusto escucharlo, sin embargo me causó sorpresa el para qué de la llamada, me contaba que se encontraba en una crisis importante y qué no sabía qué hacer, le  pregunté cómo su esposa lo estaba acompañando, me dijo: no, ella no sabe que me siento así, si le expreso cómo me  siento que se desmorona mi familia. Me quedé helada y una vez más comprobaba como la cultura, sociedad nos han sumergido en roles que no funcionan, le pregunté de dónde venía esta creencia y no supo que responderme, solo me dijo: no, de hecho me está costando mucho mostrarme ante ti. Lo único que hice fue decirle que era sano romperse, liberador entender que nadie tiene las respuestas de todo, sobre todo que esa postura de “todo puedo” de inicio no es cierta. Y acompañarlo desde un espacio de ternura.

Creo que desde siempre he generado una conexión interesante con el género masculino, de hecho hice una pequeña encuesta entre mis amigos más allegados, les pregunté ¿cuándo fue la última vez que lloraste?, hubo respuestas de todo, uno me dijo: qué fuerte pregunta, no sé. Uno me dijo que ayer viendo una serie, otro, me dejó en visto, a los tres días me respondió: no supe que decirte, sigo pensando la respuesta. De ahí le siguió la pregunta ¿solo o acompañado? la mayoría me dijo que solo. Tú que está leyendo esto, ¿cómo observas este fenómeno? Como sociedad de creencias seguimos alimentando.

Que los hombres no lloran, son más fuertes, deben ser el jefe de la familia y tienen que pagar en las citas, son algunas de las normas sociales que se han adoptado durante muchos años. Sin embargo, las mujeres ya no estarían siendo las únicas afectadas por el machismo, sino que también el mismo sexo masculino.

¿Sabes cómo impacta esta práctica en la vida de los hombres?

  • Reprime las emociones

  •    Difícilmente generan vínculos emocionales

  • Limita la capacidad de pedir ayuda

  •    Los aleja del autoconocimiento

  •   Se alejan de la vulnerabilidad por no sentirse expuestos.  

Es momento de abrir las compuertas de la vulnerabilidad, de dejar salir lo que sienten, las emociones y todo lo que nos pasa dentro, no es de género es de seres humanos. Es tiempo de que los hombres dejen de pretender imitar a los guerreros medievales, o a los samuráis.

Llorar es tan liberador. No nos hace más débiles sino más humanos. Fue lo primero que hicimos al nacer. Siendo tan natural, es sorprendente que llorar en público, cuando toca, le tengamos tanta resistencia. No importa hombre o mujer: si algo nos iguala son las emociones.

Te dejo un abrazo grande,

SR

Saza RamirezComentario