Sal del camino...

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Nunca ayudes a alguien a menos que el otro esté listo y tenga la voluntad de ser ayudado.

Esto es algo que todos aprendemos finalmente, de la manera difícil.

Hasta que la ayuda sea pedida, hasta que exista la disposición para escuchar, para preguntar y desafiar los viejos patrones, tus ganas de ayudar serán enviados como controlados, control y resistencia; como tu problema, tu necesidad, tu lucha, no la de ellos.

Las defensas se van a hacer más fuerte, las posiciones se soportan, y terminan sintiendo frustración, o sintiéndote superior, débil, o roto. Y los roles espejados de “pérdida” y “salvador” te tendrán más desconectado que nunca del otro.

¿Cómo ayudar realmente?

Encuéntralos donde están ahora mismo,

Suelta TU sueño de sanarlos, recuperarlos o luminarlos.

Desacelera, valida su experiencia presente.

No intentes imponer tus motivaciones o asumir qué es “lo mejor” para ellos.

Tal vez tú no sepas lo que es ‘mejor’.

Tal vez ellos son más fuertes, más inteligentes, cuentan con más recursos, y están llenos de potencial del que alguna vez pensaste posible.

Tal vez lo que es ‘mejor’ para ellos hoy, ¡es no querer o necesitar tu ayuda!

Tal vez realmente necesitan vivir la batalla, o buscar más.

Tal vez se están alineando y sanando en su propia y única manera.

Tal vez lo que requiere este momento es de confianza, y escucha profunda, y un profundo respeto por el sitio en que están en su viaje.

Tal vez, de todos modos, solo estás tratando de ayudarte a ti mismo.

Esto nos enseña a ser modestos.

Quizás el cambio real no surge de intentar imponer un cambio a otros, sino de alinearse con el sitio en que ellos se encuentran ahora, desbloquear toda la inteligencia creativa del momento, honrar su camino único, inclinarse al misterioso proceso de la sanación.

Cuando deseas cambiar a alguien, les estás comunicando que ellos no están bien tal como son, que no te funciona su experiencia presente y quieres que sea diferente.

Hasta quizás estés comunicando que no confías en ellos, o no los respetas.

Cuando dejas de querer cambiarlos, y los encuentras tal como están ahora (incluso si esto te trae frustración, miedo y culpa) o lo que sea que te genera, te alineas con la vida tal como ésta en este presente (incluso si esto significa encontrarte con tu propia resistencia a la vida), grandes cambios inesperados pueden ocurrir, porque ahora eres un verdadero amigo y aliado del universo.

Deja de querer cambiar a otros, y ellos cambiarán (o no), en su única y dulce manera, en su único y dulce tiempo, sostenidos en tu amor, ayudados por tu confianza.

La mente no está a cargo del cambio, tal vez cuanto más ayuda, es cuando te sales del camino de la necedad del tiene que ser. - Jeff Foster

REFLEXIÓN PERSONAL:

Hay una frase de Julia Roberts que me fascina y dice: Mujeres, ustedes no son el centro de rehabilitación de hombres que han sido criado erróneamente. No es su trabajo arreglarlos, cambiarlos o criarlos. Ustedes quieren un compañero de vida, no un proyecto social. Y aplica de la misma forma a la inversa.

Cuando las ganas de ayudar al otro se vuelve una necesidad personal, dejó de ser tuya, ahora le pertenece al EGO.

Pídele guía al Universo, él puede ofrecerte alguna sorpresa inesperada. A veces, las lecciones divinas adquieren formas extrañas.

Saza RamirezComentario