Creencias limitantes

Y si yo te dijera que los límites solo están en tu mente.

"Las creencias tienen el poder de crear y el poder de destruir" .-Anthony Robbins.

¿Cuál es esa creencia que te sigues vendiendo de que eres bueno o malo para...?

Cuando nos marcamos objetivos, además de un plan de acción, debemos lidiar con las creencias limitantes: “Yo siempre he pensado que en la vida me va todo mal”, “No soy capaz de hacer nada de lo que me propongo”, “No puedo”, “No tengo edad para ponerme a estudiar”, “No se me da bien hablar en público”.

Las creencias limitantes son ideas, opiniones o pensamientos negativos que consideramos como ciertas, sin que lo sean, y que tienen una influencia condicionante en nuestra vida. Quizá por una mala experiencia, quizá porque nos lo han repetido cien veces, nos creemos algo que no se corresponde con la realidad. En el campo opuesto, tenemos las creencias potenciadoras, las ideas en positivo. Las creencias limitantes nos bloquean o anulan, las creencias potenciadoras nos impulsan a avanzar.

¿Alguna vez te has cuestionado de dónde vienen tantas historias que te compras como verdad absoluta?

Pero te tengo buenas noticias, lo importante es que descubras cuáles son esas creencias que no te han permitido lograr ciertos objetivos y cambiarla por una creencia potenciadora.

Si actúas de una forma que no has actuado antes, observarás nuevos resultados y esos resultados contribuirán a la construcción de nuevas creencias.

¿Cómo cambiar las creencias limitantes?

Una técnica sencilla consiste en estos 3 pasos, centrados en los tiempos presente y futuro:

Tomar consciencia de la creencia que nos limita, identificarla. Preguntarnos: ¿En qué me perjudica?, ¿En qué me beneficia?, ¿Cómo sería mi vida sin esta creencia?
Sustituirla por una creencia potenciadora o estimulante, y preguntarnos ¿Cómo sería mi vida si creyera esto nuevo?
Entrenar o repetir la nueva creencia hasta incorporarla. La parte que requiere más constancia.

"Tanto si crees que puedes como si no, tienes razón". Henry Ford

Saza RamirezComentario